PERIÓDICO IMPULSO

PROYECTOS DEFINITIVOS

Por Lic. Andrés Álvarez Frutos

“Cuando los emperadores y generales romanos aparecían ante su pueblo enfebrecido y eran aclamados triunfalmente, un esclavo que sostenía sobre sus cabezas una corona de laurel les susurraba al oído «recuerda que eres mortal»: «memento mori». La costumbre servía para que los líderes no se creyeran dioses.”

Cuando oye uno a los políticos y a otros seres humanos a quienes el triunfo “se les ha subido a la cabeza”, es inevitable pensar en la fugacidad de la vida. Somos criaturas prisiones en las redes del tiempo. Esto se olvida cuando los aplausos los elogios y las zalamerías inundan a su víctima y anhelan dejar una huella eterna. Todos sobrevivimos de alguna manera y por ello se recomienda: escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo como los medios para inmortalizarse. Estas tres cosas se puede decir que están al alcance de la mayoría pero no todos ellos trascienden. Eso significa que eso no es suficiente.

La fama y trascendencia se adquiere momentáneamente por otros cauces: superar límites deportivos, escribir una obra que resista el paso del tiempo, ser héroe nacional, componer música extraordinaria, fundar una religión o dar inicio a una nueva rama de la ciencia, ser asesino serial innovar en el terreno artístico, etc. A todo esto, u más, se le llama “pasar a la historia”. Evidentemente pasar a la historia no es un mérito en sí; puede ser que alguien pase a la historia,  pero a la historia del crimen y de la infamia. La verdadera trascendencia a que se aspira a la eternidad de la que se sientan orgullosos los descendientes, la comunidad o el país.

Los proyectos políticos son transitorios por naturaleza porque se dan en la historia y ésta es producto del tiempo. La mente humana se mueve en un escenario cercano y por eso cuando a algunos estudiantes se les pregunta: “¿qué se celebra el 5 de febrero de cada año?” ellos pueden dar respuestas erróneas pero sí saben quién es Bad Bunny que es contemporáneo. La historia es cambiante porque el hombre es cambiante y él es el protagonista o hacedor de la historia. Los sucesos actuales quizá nos hagan recordar decenios pasados porque les encontramos semejanzas, pero eso es irreal. Nada es idéntico.

Así que sería muy sano para todos recordar la frase latina ”memento mori” para tener equilibrio en nuestras acciones, respetar a los demás y conseguir una interesante sobriedad que ahogue la arrogancia y la vanidad. La estancia en este mundo la tenemos que justificar con acciones duraderas, pero éstas solo permanecen cuando se realizan en bien de los demás. Un criminal puede eternizarse, pero la mancha de su infamia será algo que todos tratarán de evitar, en primer lugar su familia, amigos y comunidad. Sería una fama con sabor amargo pro aún así hay quien aspira a ella.

La verdadera eternidad, en las condiciones actuales, es posible cuando se trabaja por el bien. Los que simulan hacerlo, tarde o temprano quedan al descubierto pues una tendencia humana es investigar a quien es presenta como un resumen de virtudes: Honesto a toda prueba, inteligente como el que más, visionario como los genios, simpático hasta el asombro, con una salud a toda prueba, con una resistencia tan sólida como el acero, con una agudeza mental que maravilla a todo mundo. Todo este cúmulo de virtudes es natural que despierten la sospecha, y ésta se justifica muchas veces porque a final de cuentas somos solo humanos. El filósofo alemán, Heidegger, recomienda que, si somos conscientes de nuestra fragilidad, nuestra presencia y acciones en el mundo serían muy diferentes de lo que son ahora.  Es un tema para reflexionar.