PERIÓDICO IMPULSO

PALABRAS, PALABRAS, ….

Por Lic. Andrés Álvarez Frutos.

La red social Facebook tiene poco menos de tres mil millones de suscriptores (entre los cuales me cuento). Está extendida en todo el mundo e idealmente serviría de nexo de comunicación e información importante. Poco a poco -inevitablemente- se le fueron encontrando otros usos. Entre ellos uno muy relevante ha sido usarla como medio de propaganda política encubierta. También sirve para difundir rumores y propagar remedios milagrosos. El humor ácido y los memes son ahora parte esencial. La publicidad se ha multiplicado y ahora no es directa sino encubierta.

Especialmente notoria es la aparición reciente de páginas que publican hechos extraños, datos de historia o arqueología “hasta ahora desconocidos, pero con el potencial de cimbrar el mundo”. Pueden tomar una figura pública y “difundir la verdadera historia que hará que cambies tu opinión definitivamente”. O te pueden mostrar fotos de países y escenarios “hasta ahora inéditos y los cuales hemos visitado a costa del propio riesgo”. Y así se suceden títulos y títulos de temas atrayentes que se supone despertarán la curiosidad de los lectores. Muchas de estas piezas son traducciones retrasadas que además resultan oscuras y mal hechas.

En todo caso si tú, lector, te has aventurado a abrir una de estas páginas tendrás que leer un chorizo de palabras que rodean el tema y jamás tratan lo anunciado en el titular. El objetivo es que se recorra el larguísimo y oscuro texto y veas pasar decenas y decenas de anuncios al lado, hasta que te exasperas y cierras la información sin haber sabido realmente nada de lo anunciado al principio. Quien tenga mucho tiempo quizá disfrute este largo e inútil viaje, pero la mayoría nos sentimos estafados.

El lenguaje es verborrea pura, alusiones vacías y distractoras y con una cierta dosis de ampulosidad para darle una supuesta seriedad investigativa a la nota. Quien no tiene un cierto criterio para juzgar el nivel académico -o realmente científico- de una publicación, puede aceptar como ciertas las afirmaciones de esas notas; pero quien si tiene criterio metodológico rápidamente se da cuenta de la farsa.

Así que, a riesgo de parecer pedante, le sugiero que se abstenga de visitar tales escritos pues al final le puede quedar un sabor de frustración y hasta irritación por la pérdida de tiempo.