La responsabilidad social empresarial (RSE) se ha convertido en un pilar esencial para las empresas en Guanajuato que buscan crecer, al tiempo que apoyan a su comunidad y protegen el medio ambiente. En la actualidad, 123 empresas en el estado han sido reconocidas con el Distintivo ESR, otorgado por el Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi), Distintivo que avala su compromiso con estas prácticas responsables.
La RSE implica un compromiso genuino con las expectativas económicas, sociales y ambientales, siempre priorizando el respeto a las personas y promoviendo el bienestar colectivo. Aquellas empresas que adoptan criterios de responsabilidad social se destacan como líderes en sus respectivas industrias.
Implementar una estrategia de RSE no solo genera beneficios para la sociedad, sino que también ofrece ventajas competitivas significativas. Las empresas que fomentan un entorno socialmente responsable suelen ser más innovadoras y creativas en sus procesos y productos.
Asimismo, un ambiente laboral positivo, donde se valoran la ética y la sostenibilidad, no solo atrae a colaboradores talentosos, sino que también los retiene. Las empresas responsables son menos vulnerables a crisis de reputación y otros riesgos operativos.
El Distintivo ESR es un proceso que evalúa y reconoce las buenas prácticas de responsabilidad social en las organizaciones.
A través de indicadores en medio ambiente, social y gobernanza, este distintivo permite a las empresas demostrar su compromiso ante empleados, inversionistas y la sociedad en general.
La responsabilidad social empresarial (RSE) es un camino hacia la sostenibilidad que beneficia a todos. Por ello, en el Gobierno de Guanajuato como Entidad Promotra de la RSE invitamos a todas las empresas grandes de Guanajuato a participar en la convocatoria para obtener el Distintivo ESR, que cierra el 15 de noviembre.
Los empresarios y empresarias de todo el estado que deseen obtener el Distintivo ESR están invitados a acercarse al Consejo Coordinador Empresarial de Irapuato (CCEI) para iniciar este proceso hacia una cultura de responsabilidad social más sólida.
Con esta acción, las empresas se convierten en agentes de cambio que transforman sus políticas, mejoran el ambiente laboral, promueven el bienestar de sus colaboradores, optimizan procesos y fomentan el cuidado del medio ambiente.
Al anteponer los valores para el desarrollo humano por encima de las utilidades, se previenen riesgos como la rotación de personal, los accidentes laborales y los conflictos internos. Como consecuencia, se incrementa la competitividad, la rentabilidad, productividad, identidad, el orgullo de pertenencia y la imagen pública.