Lectura
Es una especie de verdad generalmente aceptada que la lectura es algo cansado; que es
un esfuerzo que solo algunos cuantos emprenden y poquísimos disfrutan. De hecho, hay
quienes afirman que leer libros es cosa del pasado y únicamente la hacen personas
ancladas en el pasado y que añoran un tiempo ya ido. Se asegura que Internet vino a dar
el tiro de gracia a esa extraña afición de todavía leer libros.
Pero sería interesante detenerse un poco y analizar esta opinión que parece mayoritaria.
Internet es un universo que contiene información de todo tipo. De hecho, Internet ha
hecho surgir autores y escritores en todas partes del mundo. Y el interés de publicar
evidentemente es que alguien lea lo que tú escribes. Hay un refrán latino que dice:
“Bonum difusivum sui”, es decir es bien es difundible por naturaleza. En otras palabras,
cuando tenemos o pensamos algo que creemos es útil y novedoso, sencillamente no se
puede mantener oculto ese descubrimiento. Hay una tendencia humana natural en
compartir lo bueno. Y es esto lo que hace progresar el conocimiento.
El pensamiento sigue expresándose en palabras y nadie puede memorizar infaliblemente
un discurso de media hora y reproducirlo fielmente. La letra escrita sigue siendo el medio
confiable para trasmitir y preservar el pensamiento. Una imagen sin texto es clara solo
para aquellos que tienen las referencias adecuadas, pero para quien no las tiene, suele
ser algo quizá hermoso pero ininteligible. Y estamos hechos para pensar por eso hemos
sido definidos como “animales racionales”.
Escribir obliga a conducir el pensamiento por los carriles de la lógica y la claridad. Un libro
no se improvisa en unos minutos y se acostumbra presentarlo como un producto bien
pensado. Las editoriales reconocidas cuentan con expertos en todos los temas y sus
publicaciones son apreciadas y valoradas en su justo valor. Una investigación académica
tiene siempre antecedentes y aprovecha lo ya investigado. Esto no solo es un ahorro de
tiempo, sino que permite suponer que el autor se documentó a profundidad antes de
publicar sus hallazgos o dar a conocer sus propuestas.
La ciencia se hace teniendo contacto con los libros. Ciertamente leer arroja puros
beneficios y no leer priva al ser humano de avances ya logrados y no desarrolla su
potencial. Es como un proyecto fallido: un ser humano que voluntariamente se margina y
no participa ni disfruta su cultura. Se queda en la superficie y no aprecia el mundo ni se
conoce a sí mismo como podría hacerlo si leyera. Es un proyecto que se quedó en
bosquejo. Por ello un verdadero universitario es aquel que practica la lectura, que absorbe
conocimientos continuamente y que tiene en su mente las herramientas que pueden
mejorar la vida de los demás.
Hay bibliotecas públicas en nuestros municipios. Visítelas y camine por caminos nuevos,
descubra de lo que es capaz y despierte sus energías interiores. Platique con los
bibliotecarios y llene su espacio vacío. ¡No se arrepentirá!