PERIÓDICO IMPULSO

JULIO EMPATA

Hace unas semanas Julio César García, pugilista moroleonés, platicaba con su equipo y les comentó que había recibido una llamada de su promotor Parra, de la organización Culiacán (Julio César Chávez), para invitarlo a pelear en Tijuana. Esta vez Julio enfrentaría a Alan Contreras, peleador coahuilense.

Alan tiene el récord de 10 peleas continuas sin perder. Alan pesa 61 kilo, mientras que Julio apenas rebasa los 54. Si aceptaba, tendría que ganar peso rápidamente, en unos cuantos días. El riesgo era considerable y su equipo le dijo que eran mejor esperar. Él lo analizó y poco después del dijo: “voy a pelear, pues así aprendo más y me mantengo más activo”.

Habló con el promotor y éste le dijo. “ya tienes el boleto, campeón”. El compromiso se cerró y Julio, aunque siempre listo, empezó su preparación para esta pelea específica. Devoraba pizzas, carne, atún, etc. Y después de varios días y antes del viaje supo que su peso era de 59 kilos: dos menos que su contrincante. Una ventaja es que Alan es de menor estatura, pero su pegada sería potente. La pelea fue pactada a cuatro rounds.

En el primero, Julio resintió la potencia de Alan y empezó a aplicar su estrategia: mantenerse a distancia y lanzar golpes desgastantes. Alan es fajador y siempre buscó arrinconar contra las cuerdas a Julio que escapaba por su agilidad de piernas. Los golpes al estómago y al oído, afectaron a Julio pero él pudo mantener el dominio de sus brazos y piernas y no descuidó la guardia.

Los jueces observaron el desempeño demoledor de Alan pero también sus fallas y en Julio observaron la certeza de sus golpes y su fina estrategia. Así que al final se declaró un empate y esa misma madrugada Julio regresaba satisfecho a Moroleón. En los siguientes días fueron apareciendo diversas dolencias en el cuerpo, producto de los golpes de Alan, pero eso no disminuye su satisfacción. La pelea fue, como dice Julio, “prueba superada”.