PERIÓDICO IMPULSO

¿EL CAMINO HACIA LA LIBERTAD?

Por Carlo Tovar
Hanna Arendt escribió muy poco del concepto de política, sus escritos son
contados y, sin embargo, de un gran valor para la política contemporánea. Para
ella (en pocas palabras) la política es una herramienta de liberación, algo que
le sirve al ser humano para ser libre. En uno de los capítulos del Tao Te King
aparece entre líneas: “El átomo mas diminuto no es tan diminuto, el universo
infinito no es tan infinito, cada cosa esta relacionada entre sí, cada parte del
universo se relaciona y la unión lleva consigo la libertad”.
La idea es clara: de la unión nace la fuerza, la noción de unión, que ya de por
sí es una noción política, trae consigo un ejercicio de defensa de los intereses
comunes (comunitarios), de no mirarnos ajenos entre nosotros. No obstante, si
la unión es la solución a toda problemática social, ¿qué pasa con una sociedad
que le tiene tanto miedo y odio al otro? ¿Cómo crear esa unión?
Pienso que la solución es darle una importancia seria al ejercicio del diálogo y
al diálogo entendido como un verdadero arte, como una herramienta liberadora
para el hombre. Hay que comenzar diciendo que la política es una herramienta
que nos brinda la posibilidad de vislumbrar un progreso y que esto se da a
través del consenso, del diálogo.
Hoy en día estamos, como diría Octavio paz, en el país del monólogo y no del
diálogo. La realidad es que no utilizamos el diálogo ni siquiera en las
situaciones más prácticas (problemas del barrio, en la familia, en el trabajo,
etc.). Desgraciadamente todo lo queremos solucionar con fuerza, que es la
característica principal del dictador. Debemos fortalecer el ejercicio del diálogo
como nunca antes.
Para los griegos en la polis había dos tipos de personas: por un lado los que
tenían la capacidad de la politicidad, que eran aquellas personas que tenían la
virtud de utilizar el lenguaje, comprendido como la única herramienta para
solucionar las problemáticas de manera mancomunada. Por otro lado, estaban
los Idion, que eran los incapaces de usar el lenguaje para solucionar las
problemáticas (dictadores).
Hoy quiero de manera muy respetuosa preguntar: usted… ¿en qué categoría
cree que estaría, en el de la politicidad o en los Idion?
Lo cierto es que México es un país de Idions: personas que quieren resolver
todo a la fuerza, que no prestan atención en escuchar al otro y por lo tanto no
lo ve, lo difumina, lo distorsiona.
Creo que debemos de generar espacio de enseñanza al buen diálogo, al
consenso y, comenzando desde lo local, generar una sociedad relacionada
intrínsecamente a la políticidad, que sola actúe, genere alternativas y esté
comprometida con la realidad en la que vive y en la que padece.