PERIÓDICO IMPULSO

Editorial “ÉTICA”

Muchas de nuestras palabras, especialmente las de uso técnico o especializado, provienen del griego con el objetivo de hacerlas más precisas. En este caso, ética nace del vocablo griego “ethos” que significa “costumbre” refiriéndose a una comunidad. Una costumbre comunitaria es una especie de tejido que mantiene unida a una comunidad. No es necesario que sea un acuerdo oral o escrito, es algo que se da por descontado y que cada uno aprende de sus mayores o en el hogar. Las costumbres tienden a modificarse al paso del tiempo y cuando se dan nuevas circunstancias, pero cada costumbre tiene una razón de ser.

La ética tiene que ver con las costumbres, pero solo cuando han sido “destiladas”, por así decirlo. La moral tiene como origen una palabra latina: “moris” que también significa costumbre. Al paso del tiempo la ética se enraíza en la naturaleza racional de las costumbres cuando han evolucionado a normas o leyes de aceptación casi universal. En cambio, la moral se identifica más con las costumbres particulares de cada grupo humano aun cuando éstas no sean racionales ni aceptadas unanímemente. Una ley ética es, por ejemplo, el respeto a la vida humana pues el homicidio es castigado de manera uniforme en todas las civilizaciones. Una costumbre es, por ejemplo, comer con cubiertos ya que en algunos países de Oriente se come con la mano.

Hay costumbres que se convirtieron en normas universales y este es el caso de la democracia. Los griegos acostumbraban elegir a sus autoridades con el voto de los ciudadanos, mientras que en pueblos cercanos el soberano lo era por herencia. En el primer caso, los ciudadanos podían “cesar” a la autoridad cuando ésta no cumpliera con su papel, mientras en el otro, el soberano no podía equivocarse ni nadie podía contradecirlo, so pena de muerte. Hoy nos parece evidente y racional la democracia y consideramos la monarquía absoluta como algo incomprensible. Las leyes reflejan esta opinión y hoy cada vez son más los países que se gobiernan democráticamente.

Así que la ética basa sus propuestas en la naturaleza racional del hombre que es considerada como autoevidente. De allí el respeto a la propiedad, el apego a la verdad, la obediencia a las leyes, etc.

Por otro lado, la moral en su naturaleza cambiante también comparte la finalidad de la ética: preservar al ser humano. Las costumbres integran a los seres humanos unos con otros. Y la ética no solo une a los seres humanos también, sino que en cierta forma es como un escudo protector. Trataré de explicare brevemente esta afirmación. Si yo digo la verdad siempre -aunque matizada- los demás me considerarán como una persona confiable. Y si hay una oportunidad de negocios, evidentemente las preferencias se inclinarán por la persona que vive sus valores éticos. Si no robo, ni lesiono a nadie y también me cuido de no ofender, entonces los demás tendrán confianza en mí y podrán otorgarme responsabilidades que conlleven un reconocimiento.

Si, por el contrario, no dudo en ofender o burlarme constantemente de los demás; si tomo cosas ajenas, rayo las paredes, y miento constantemente a amigos y compañeros de trabajo, evidentemente jamás me confiarán nada, Es más, la reacción natural será cuidarse de mí. Si no respeto los sentidos de las calles y circulo como se me antoja y al hacerlo se provoca un accidente, ¿a quién culpará la ley al momento de definir responsabilidades?

Por eso en el primer caso la suerte que acompaña a la persona ética no es suerte, es algo que él o ella han fabricado con su cadena de acciones hasta convertirlas en hábito. Lo mismo ocurre en el segundo caso: el hábito de romper las normas es como una segunda naturaleza y las malas experiencias que tenga esa persona no pueden ser producto de la mala suerte, de haber nacido con mala estrella, de que nadie lo quiere, etc.

Así que por eso la ética es una protección personal, mientras que el desorden y desprecio a las normas, va a traer problemas.

Espero estas observaciones sean sometidas a discusión y se vea si son acertadas o no.